
Un sábado cualquiera, a las 10.30, puede empezar una aventura singular. En la estación de ferrocarril de Lleida, en una vía situada a no más de 20 metros de la del AVE, símbolo de la modernidad ferroviaria, suena con estrépito el silbato de un tren de época de color verde que evoca tiempos pasados. Es el Tren dels Llacs (Tren de los Lagos), que está a punto de iniciar uno de los viajes más placenteros que uno pueda imaginarse, un viaje que bordea los pantanos de Sant Llorenç de Mongai, Camarasa, Cellers y Sant Antoni.
El romanticismo de este tren turístico no está en la historia de su locomotora y vagones, rescatados de desguaces por la Asociación para la Reconstrucción y Puesta en Servicio de Material Ferroviario Histórico (ARMF), sino en la belleza y espectacularidad del paisaje leridano por el que corre hasta llegar a La Pobla de Segur, a las puertas del Pirineo. Las vistas panorámicas desde la ventanilla, que sube y baja a gusto del viajero, hacen que trayecto sea una experiencia inolvidable.